En el imaginario popular, la ciencia ficción aparece ligada a una épica grandilocuente y vasta, poblada de naves espaciales, seres fantásticos y grandes relatos interplanetarios que hablan del porvenir, futuros distópicos y todo aquello que queda más allá de nosotros. En suma, un género centrado plenamente en lo remoto, y poco, o nada, en lo cercano. No obstante, cuando en "Interstellar", de Christopher Nolan, el Planeta Miller se representa como un océano terrestre;cuando en "Her", de Spike Jonze, el protagonista establece una relación íntima con una IA;o cuando en "Melancolía", de Lars von Trier, el personaje interpretado por Kirsten Dunst se enfrenta a una inminente colisión interplanetaria de manera ambivalente, mediante escenas de fuerte carácter onírico, nos adentramos con firmeza en terrenos existenciales que nos conectan directamente con nuestras realidades y aspiraciones más profundas en el aquí y el ahora. En Universos cercanos, Celia Cuenca analiza en perspectiva los modos en que este género ha representado, a lo largo de sus décadas de desarrollo, las distintas circunstancias históricas, constituyendo un fiel reflejo de las inquietudes humanas de cada momento. Desde "Metrópolis", de Fritz Lang, hasta las últimas adaptaciones de "Dune" a cargo de Denis Villeneuve, pasando por "Solaris", de Tarkovski, o "Fahrenheit 451", de Truffaut, en estas páginas se da cuenta, en un tono ameno y divulgativo, del modo en que un género aparentemente tan alejado nos resulta, en realidad, tan certero y valioso a la hora de definirnos y (auto)explicarnos como sociedad y como individuos. Y es que, parafraseando al escritor y profesor Joseph Campbell, la ciencia ficción es «pura metáfora», el universo exterior es en realidad «el interior de cada ser humano», y el futuro hace referencia «al ahora que todos compartimos».