De la mano del tiempo es un libro donde su autor nos presenta con claridad, sin abstracciones o debate entre concepto y palabra, sus encuentros con el oficio de poeta a la manera de un pintor de poemas. Cuando leí por primera vez De la mano del tiempo, encontré a un poeta de afilada pluma, un viajante que entra en las palabras que conforman un poema, una imagen o una metáfora. A un autor capaz de revelar lo real, lo que todos vivimos todos los días y lo fantástico: una ceremonia donde abundan pequeñas historias y la lógica de un vocabulario conciso.