La poesía de Miriam Reyes escarba en lo oscuro. No necesita saber lo que busca ni entender lo que encuentra, pero no puede parar de escarbar: todo huele a tierra y a sangre. Su escritura parte del cuerpo -una propiedad que la posee, un refugio que la deja a la intemperie- y de esa tierra que acumula en las uñas y en los zapatos. Su lenguaje es afilado y sirve para hacer incisiones, pero también para jugar y recoger la ceniza, para desgarrar y remendar. Niega lo que afirma para no ser rehén de ninguna certeza. No sabe, busca. Vivir es extraño, como sentirse lejos de quien está muy cerca. Después de tantos años todavía se asombra de esa extraña manera de estar viva, de esa necesidad de traducción.en los debates de su momento.sionantes ilustraciones de Mitsuru Nagata. este ensayo sobre Fuchs es que Benjamin encontró la fórmula que después todos los benjaminianos repetimos hasta el cansancio: "Jamás existe un documento de cultura sin que sea al mismo tiempo un documento de barbarie". onvertiría en el propietario de una línea aérea en Liberia, un personaje de leyenda, con tanta imaginac