Con un estilo directo y desgarrador, el veterano corresponsal de guerra Amador Guallar abre una ventana al conflicto siendo testigo directo del éxodo masivo de más de cinco millones de personas, de la resistencia ciudadana y su lucha desinteresada para ayudar al prójimo, de la resiliencia humana en los barrios residenciales arrasados por los misiles rusos en Yitomir, o la destrucción de escuelas e infraestructuras para cercenar el futuro del país. También se adentra en el infierno que viven los niños heridos, en los funerales de los soldados, el horror de los bombardeos indiscriminados contra civiles en Járkov y las peligrosas carreteras del Donbás huyendo del frente de guerra en Sloviansk. El periodismo narrativo como túnel para transportarlo vívidamente y sin paliativos a la sinrazón de un conflicto impuesto por la agresión rusa. El que espere una lección de geopolítica o un canto épico a los héroes se ha equivocado de lugar. Un crimen constante en la historia del mundo que destruye el espíritu humano y nutre el salvajismo de los líderes que creen que la guerra es la continuación de la diplomacia por otros medios.