En sus relatos, Daniel Herrera transforma en verdad la cotidianidad desquiciada, a veces para hablar de la naturaleza del tiempo, de su tedio, de la dificultad para adaptarse a un entorno extraño, de la soledad. Con cinismo, inteligencia y humor nos abre la puerta a unos personajes que llevan al límite la conciencia de existir, que quieren contarse de más formas, que se ven traicionados por sus cuerpos o, al contrario, agradecidos de entender que son ellos y son sus cuerpos y a veces, claro, la escisión hace mella y el pulso duda. La ensoñación duda y la realidad miente: como en un juego de espejos vamos viendo, relato a relato, una ampliación de qué es eso de ser personas, conciencia, arquitectura. Son trece relatos que cuentan imposibles que sin embargo reconocemos, que podemos sostener en la lectura y que nos pulsan, también.