Con La muerte tendrá que esperar, Javier Valenzuela nos propone una obra netamente vitalista, quizá la primera novela negra pospandemia. A un Tánger que va dejando atrás el coronavirus regresan con fuerza las intrigas internacionales. El comisario Romero, astro tenebroso de las cloacas del Estado, planea una reconciliación secreta en la ciudad norteafricana entre don Juan Carlos I y su examante Corinna. Requiere para ello los servicios de Adriana Vázquez, la femme fatale de Tánger, que ahora trabaja en las relaciones públicas del Mundial de Qatar. Conjuras, sexo, fútbol, bulos y criptomonedas se entretejen, al modo de Las mil y una noches, en este elegante neopulp, en el que las mujeres, marroquíes y españolas, reivindican con vigor la libertad de decidir sobre sus vidas.