Hija de la tierra narra la huida de una mujer de clase obrera del contexto de pobreza rural en el que vive y su llegada a un mundo predominantemente masculino convulsionado por la política y las promesas de revolución. «Mi ambición en la vida era estu¡diar;y no seguir a un hombre de aquí para allá», afirma en cierto momento Marie Rogers, su protagonista, quien luchará desde la infancia hasta la edad adulta por asentar su propia identidad en una búsqueda incansable de la igualdad y la justicia social, ahondando en sus relaciones con los hombres y en el empeño de escapar del matrimonio, el sexismo y la maternidad. La sucesión de escollos y privaciones que hilvanarán su niñez, así como su historia de transformación y su toma de posición en favor de la libertad de India y China, replican con sorprendente crudeza la experiencia vital de Agnes Smedley, quien se abismó en los límites de la conciencia humana para abordar esta poderosa exploración de la raza, la clase y el género en los Estados Unidos de principios del siglo XX. Tras su publicación original en 1929, la novela cosechó de inmediato el elogio unánime de la crítica, pero, a partir de 1950, el cedazo del macartismo proscribió su lectura durante décadas «cancelando» porfiadamente a su autora. Pese a todo, y desde su definitivo resurgimiento a principios de los años setenta, Hija de la tierra ha terminado por convertirse en una obra señera de la literatura proletaria contemporánea por su cuestionamiento de las ideas convenidas en torno a la familia y su agudo retrato de la vida de los desheredados en cualquier tiempo y lugar.