Este poemario ilustrado aborda, con un tono a medio camino entre la lírica y la denuncia, el actual estado de crisis permanente en el que ha entrado la humanidad, y que aboca a nuestra especie a una transformación radical de su modo de vida y sus imaginarios, en aras de evitar el inminente derrumbe civilizatorio. Un treintañero con carrera, máster e idiomas malvive en la casa familiar con un empleo (agotador, precario, incierto) de empaquetador. Un anciano enfermo espera en la cama a que llegue el cortejo del desahucio. Una mojer joven alguila su vientre aunque no puede permitirse tener hijos propios. Un niño de nueve años trabaja diez horas seis días a la semana en la fábrica textil de su pueblo en Bangladesh. Una trabajadora mayor, curtida en el infierno de su espalda, aguarda la cirugía que no llega. Un padre y una madre y su hija pequeña saltan de la patera que hace aguas y se sumergen en el mar helado. La sangre de una mujer que no quiere vivir sometida empapa el suelo. El crecimiento infinito en un entorno finito. Envoltorios de plástico que colmatan mares. La existencia se paga con el CO2 que o