A través de sus manifiestos y panfletos ùla mayoría nunca antes publicadosù, su abundante correspondencia, epigramas y hasta varias asombrosas y reveladoras entrevistas, comprendemos su personalidad y absoluta fe en la certeza de sus visiones. También su furibunda diatriba contra el arte oficial y el establishment artístico, al que acusa de falso y mercantilizado. Solo de este modo podemos entender el fantástico y colosal universo blakeano («La exuberancia es belleza», escribirá), que tanto ha fascinado, y lo sigue haciendo, a artistas y pensadores de todo tipo.Un incansable Blake, al borde de la pobreza y condenado el ostracismo por sus contemporáneos, que lo consideran un artista «excéntrico» y «atormentado», se enfrenta a todo y todos, a quienes describe como «El Enemigo». Su honestidad es brutal, pero también conmovedora. Para él todo es Eterno, mientras confiesa comunicarse permanentemente con fallecidos y toda clase de seres, e incluso escribir bajo su dictado, reinterpretando escenas bíblicas según lo que asegura haber presenciado. Se describe como un «príncipe de la mente».A medida que envejece, la lectura se hace emocionante y desgarradora. Poco antes de fallecer, confiesa: «He estado muy cerca de las Puertas de la Muerte y he regresado muy débil y convertido en un anciano débil y renqueante, aunque no en materia de espíritu ni de vida, no en lo tocante a ese hombre real, la imaginación que vive eternamente».El resultado es una obra fundamental, lo más parecido posible a una biografía de Blake escrita por él mismo, acompañada de numerosas ilustraciones y el facsímil de su bello e intrincado Cuaderno de notas, todo un acontecimiento literario en una cuidada y portentosa edición, selección y traducción a cargo de Javier Calvo, especialista en Blake y una de las voces más autorizadas en nuestro país sobre arte y ocultismo.