José María Arias lleva a cabo el relato de un viaje, lo cual no deja de ser, también, una metáfora de dos cosas aparentemente dispares, aunque no tanto en lo que a su hondura se refiere: el libro y la vida. Un viaje-peripecia, una aventura personal en la cual el viajero contacta con espléndidos paisajes y con un paisanaje no menos espléndido. El autor nos narra igualmente la aventura que supone el conocimiento que él va obteniendo de un modo directo y vívido, un conocimiento vital como sólo puede otorgarlo ese libro que es la misma vida viajera o el propio viaje vital.