Moscú, 1936. La comunista alemana Charlotte acaba de escapar de la persecución nazi. A finales de verano, emprende un viaje de varias semanas por la Unión Soviética con su marido y con Jill, una joven británica dispuesta a morir por la causa proletaria. El calor es asfixiante y el trayecto agotador. A los viajeros los une algo más que una simple amistad, algo más que una relación de familia: son miembros del servicio de inteligencia del Komintern, para el que trabajan comunistas de todo el mundo. En medio de los procesos contra disidentes, el terror estalinista eleva la tensión, y la sospecha de cualquier indicio de deslealtad a la causa puede costar la vida. Un día, Lotte leerá en el periódico, en la lista de los «enemigos del pueblo», el nombre de Alexander Emel, a quien conoce mejor de lo que la ortodoxia estalinista está dispuesta a tolerar. Recluidos en el hotel moscovita Metropol, los protagonistas se debatirán entre las convicciones y la razón, entre la lealtad y la obediencia, entre la sospecha y la traición, mientras aguardan su incierto destino durante las purgas estalinistas.