En esta intensa novela familiar, Kova nos conduce a una época y un lugar perdidos, su infancia y juventud en la Yugoslavia socialista, con la intención en ocasiones tierna, en otras cruel de liberarse de toda forma de nostalgia. La recuperación de los tesoros de la memoria contribuye a crear un mosaico lírico de voces y personajes, como un antiguo espejo de familia en el que, por un momento, se pone el sol y en el que se refleja la imagen de Dubrovnik, la ciudad eterna e inalcanzable. El resultado es una verdadera epopeya que procede por elipsis, con un estilo rapsódico y visionario que recuerda a los grandes maestros de la narrativa balcánica, como Ivo Andri y Danilo Ki. La turbulenta riqueza de mundos que describe obliga al autor a ir mucho más allá de los límites de la autobiografía y acercarse al vasto repertorio de la tradición oral del área, la extraordinaria «poética de los Balcanes».