Todos los hombres alcanzaremos con más o menos consciencia los últimos días de nuestra vida, pero mientras estos llegan vivimos en un mundo que nos construye como seres humanos y nos colma de libertad y de dignidad. Las personas aprendemos a vivir buscando el significado de la vida en las circunstancias más variadas y nos encaminamos hacia un final que completa nuestra existencia, que puede y debe ser esperado con la serenidad que conceden unos cuidados adecuados a las necesidades de cada uno. Hoy la dignidad y la libertad no deberían estar secuestradas en esa espera, porque es posible y justo que seamos aliviados y mantenidos con humanidad mientras llega nuestro fin.