Friné, una de las damas más bellas de la Antigua Grecia, arranca este libro que recupera la memoria de damas como Sicilla (la mayor prostituta de Roma), Julia, la hija del Emperador Augusto, Agripina, Mesalina, la esposa del Emperador Claudio, Teodora de Bizancio, María Magdalena, Madame Pompadour, Julia Bullete, que dirigió el mayor burdel de Virginia City, Victorine Meurent, amante y musa de Manet, La Bella Otero o la actriz Joan Crawford, que huyó de su casa y probó suerte en el espectáculo, siendo detenida por ejercer la prostitución. Todas ellas cargaron con el estigma del pecado, fueron marcadas sin haber cometido más falta en muchos casos que haber intentado ser libres o simplemente sobrevivir del único modo que tenían a su alcance.