El caso Brown v. Board of Education of Topeka (1954) es, probablemente, uno de los asuntos judiciales más conocidos a ambos lados del Atlántico. La declaración de inconstitucionalidad de la segregación racial en las escuelas representó, para muchos, una nueva consagración de los valores americanos. Bajo la influencia de Earl Warren, el nuevo magistrado presidente, la institución tantas veces acusada de estar dirigida por nueve hombres de negro que piensan en blanco dio un giro a su jurisprudencia para convertirse en motor del cambio social y garante cualificada de los derechos de las minorías. Hoy nadie cuestiona la legitimidad del caso Brown, ni su valor para la comprensión del Derecho Constitucional estadounidense. Sin embargo, este consenso esconde importantes desacuerdos sobre su verdadero significado. Al menos tres formas distintas de interpretar la igualdad constitucional - color-blind, anti-subordinación y anti-balcanización - compiten por ser reconocidas como la auténtica heredera de la doctrina sentada en Brown. La presente obra pretende acercar al lector este decisivo debate, del que se desprenden elementos fundamentales para construir una cabal interpretación del principio de igualdad constitucional.