¡Qué mal! ¡Qué mal! ¡Esto pinta fatal! Sin comerlo ni beberlo he acabado convirtiéndome en el archi némesis del hombre de la cicatriz. ¡Cuando estaba con el maestro pasé por muchas situaciones peligrosas, pero esta se lleva la palma! ¡No se me da nada bien luchar, pero supongo que no tengo otra alternativa! Tal y como ocurría en los anteriores volúmenes, Kôichi está siendo consciente de la fluidez que le aporta el seguir corriendo. Y también de cómo la carrerilla que usa para acelerar antes de dar un salto puede servirle como pista antes de echar el vuelo.