Cioran sostiene en esta colección ensayos escritos en torno a 1960 que ninguna comunidad puede subsistir sin crearse ficciones y aferrarse a ellas. Las utopías proporcionan los símbolos que guían a las sociedades hacia su porvenir y la imaginación permite entonces estructurar la realidad. Por tanto, más que sueños inútiles, las utopías serían un medio para desarrollar nuevas perspectivas. No nos hagamos, sin embargo, demasiadas ilusiones: para el gran pensador rumano, la perspectiva de un nuevo comienzo y la fiebre de una espera esencial que caracterizan al pensamiento utópico ponen a la libertad en peligro y son la antesala de nuevas y peligrosas servidumbres.