La lluvia es el llanto del desvelado. Con esta sentencia, el poeta abre las puertas de un universo nocturno, desgarrado, compuesto por poemas y prosas que laten, que fluyen como ríos oscuros a lo largo de esta obra en la que se contempla el insomnio desde numerosas perspectivas, hermanadas todas ellas por la soledad. A través de metáforas, se va construyendo un mundo singularísimo en el que los besos no dados se transforman en gritos y el miedo en un gigante. Porque, desde el insomnio, la realidad adquiere tintes surrealistas y la conciencia del poeta despierta caliente como una bestia. El poeta lanza su corazón a los leones y no cuenta ovejas, sino caballos crepusculares, y se niega a dormir para no despertar sin conocer el nombre del verdadero amor. Christian Zurita Estrella se sirve de multitud de imágenes sorprendentes para alumbrar con la linterna del lenguaje el paisaje interior del insomne. Juega con los signos de puntuación y con la disposición de los versos para lograr un ritmo intenso, creciente, que empuja al lector a avanzar inexorablemente por ese sueño o pesadilla dictada por la vigilia. Las numerosas referencias literarias, mitológicas y bíblicas, reflejan el amplio fondo de lecturas de un autor cuyo talento no queda desmentido por su juventud. Nos encontramos ante una obra que es temblor, sombra y latido que nos devora. MARINA CASADO