Como la historia real de un triángulo tumultuoso en la ciudad emblemática del amor, París, Espero algún día darme cuenta de que me has perdido está escrito en primera persona, desde la pluma de quien se cree cómplice y víctima de una historia de pasión, secretos, susurros y mentiras recíprocas. Con los ojos enturbiados por las lágrimas, la poeta se pone frente a un espejo para admitir su desorientación en un mundo lejano al paraíso, con la angustia de quien ha buscado refugio en unos brazos que en realidad no abrigaban, con la experiencia de un alma cálida que se estremeció entre escalofríos anticipando el desastre.