A nadie le sienta bien que le den plantón, pero solo duele la primera vez. Para cuando vuelve a ocurrir, uno ya está anestesiado. Eso, al menos, es lo que quiere creer Pierce, por lo que al abandono de su última pareja no le dedica siquiera cinco minutos de su tiempo, y menos aún cuando toda su atención está centrada en la remodelación de un antiguo palacete renacentista, propiedad de su familia, que quiere convertir en hotel de lujo. Sin embargo, cuando llegue a Carcassonne, además de encontrarse con una joya arquitectónica, se topará también con un montón de secretos ocultos entre sus muros que retrasarán la obra. Y, por si fuera poco, recibirá una visita inesperada que pondrá su mundo patas arriba.